Miklos Lukacs: “Las ideologías tradicionales no se encuentran equipadas para responder los dilemas bioéticos que plantea la tecnología”

Miklos Luckas, es profesor-investigador peruano de la Universidad San Martín de Porras (USMP). Publicó recientemente “Neo-entes. Tecnología y cambio antropológico en el siglo 21” (Editorial Grupo unión), un importante libro en la que advierte las consecuencias de las cuarta revolución industrial, en la que incluye la fusión del ser humano con la tecnología, denominado “el transhumanismo”. Luckas, presentará su libro hoy, miércoles, a las siete de la noche en la Decimotercera Feria del Libro Zona Huancayo (FELIZH).

PREGUNTA: ¿Qué es el transhumanismo?

Miklos Luckas: El tranhumanismo es un híbrido entre filosofía antropológica, estudio de ciencia y religión que busca, aplicando tecnologías como la inteligencia artificial, la edición genética, la robótica, “mejorar” aspectos físicos intelectuales, cognitivos e incluso morales con el propósito de trascender su condición actual. En ese sentido el trashumanismo es una ideología profundamente antihumanista, porque sostiene que para que el ser humano alcance su mayor potencial existencial, la principal condición es que transite hacia otra condición que lo obligue a dejar de ser un ser humano. 

P: ¿A qué se refiere con “neo-entes”?

ML: Un “neo-ente” es una criatura física o una criatura digital, es decir puede ser física o virtual, que es producto de los artefactos de la técnica; es decir, es una entidad que no surge de procesos naturales de reproducción, sino que es producto del artificio de la técnica y desde ese sentido, entonces son por ejemplo todas aquellas criaturas modificadas genéticamente que no están contempladas en la naturaleza. Un neo-ente podría ser un avatar o también un robot, o un ciborg, si es que especulamos hacia el futuro. 

P: Heidegger dijo que la ciencia no piensa, por ende ¿se podría decir lo mismo de la tecnología?

ML: Efectivamente. En este caso, la tecnología es neutra, en el sentido que no tiene agencia, no tiene una voluntad propia, por lo menos hasta ahora. En ese sentido siempre tiene que existir, por lo menos hasta el momento, una intervención humana externa, para que determine el uso que se le aplica a la tecnología. Ahora, esta situación se ve cuestionada, en la medida que por ejemplo pueden existir algoritmos que se van autoprogramando, que van aprendiendo a partir de una independencia total del ser humano, y que en combinación con otras tecnologías, podrían determinar la existencia de neo-entes, en este caso, de robots autónomos.

P: En su opinión ¿Qué nos mostrado la reciente pandemia del Covid-19?

ML: Lo que nos mostró la pandemia del Covid-19, probablemente es el enorme poder que tiene el poder político, el poder mediático y el poder corporativo para someter las libertades de la población a nivel mundial. Creo que ese fue el mensaje más fuerte a través de campañas de miedo, de campañas de censura, de coerción. Lo que se probó es que los estados nacionales en conjunto con los gigantes corporativos y todo el establishment de instituciones incluyendo universidades, organizaciones deportivas, incluso algunos elementos  de las iglesias tanto católicas como protestantes que se plegaron a este llamado de suprimir nuestras libertades en nombre de la salud. Creo que eso fue la lección más potente: El estado de indefensión e inacción de la población ante la supresión de libertades.

P: ¿Cree que en algún momento la IA (inteligencia artificial) decidirá por nosotros y nuestro futuro?

ML: No cabe duda que la IA es una tecnología convergente,  con poder transformacional muy grande. Establece un cambio de paradigma civilizacional. Y es una herramienta que con el paso de los años va ir perfeccionándose y adquiriendo poder que en estos momentos, quizá no somos capaces de visualizar y ni entender. Creo que por lo tanto desde esa perspectiva la IA es una tecnología que sin una adecuada regulación y sin adecuados usos, podría ser tremendamente peligrosa para sociedad en su conjunto al referir especialmente los aspectos de privacidad, autonomía y libertad.

P:¿En el futuro, qué papel jugarán las ideologías?

ML: Las ideologías tradicionales como el comunismo, el socialismo, el libertarianismo, y el liberalismo no se encuentran adecuadamente equipadas para responder especialmente los dilemas bioéticos que plantea la tecnología en cuanto al rol del ser humano en la sociedad, y en cuanto a la identidad del ser humano, tanto en su dimensión física como en su dimensión moral, y más aún en su dimensión trascendental o espiritual. Estamos en un periodo de cambios tecnológicos mucho más fuertes que están cambiando los ejes ideológicos y creo firmemente que en el siglo XXI los grandes debates políticos se centrarán sobre la posición que tienen las personas con respecto a la identidad, la naturaleza y condición del ser humano frente con aquellos que están dispuestos a aplicar tecnologías para modificarlo. Por lo tanto se establece una pugna entre los que vendrán a ser los progresistas transhumanistas y los que vendrían a ser de diversas posiciones bioconservadoras.

P: Desde su punto de vista ¿la humanidad está progresando?

ML: Pienso que el paradigma de progreso que hoy existe, es un progreso de corte utilitarista-hedonista. Es desde esa perspectiva, desde mi visión, un progreso que solamente exalta la materialidad o la riqueza del ser humano en función a su riqueza material no es ideal de progreso que valga la pena perseguir, sin embargo este es el ideal de progreso que hoy predomina. Se nos ofrece un paraíso terrenal con riquezas materiales nunca antes vistas; pero es un ideal de progreso que exige, para poder ser logrado, que el ser humano deje ser humano y por lo tanto desde mi posición bioconservadora encuentro que esta no es una meta deseable.

P: ¿Dónde quedará la religión en la etapa posthumana?

ML: No lo sé. Aquí, quien especula es el peón del progresismo internacional, que es el autor judío Yuval Noah Harari, quien plantea que vamos a transitar hacia una nueva religión llamada el dataismo, donde la data va ser el objeto de veneración. Esto, más que una especulación me parece una especie de plan de acción en el cual se busca eliminar la religión actual que establece límites morales para la manipulación y modificación del ser humano por lo tanto el cristianismo se convierte en una barrera.   

P: ¿Cuáles son sus próximos proyectos con respecto a sus investigaciones?

ML: En este momento ya con “Neo-entes” di un diagnóstico bastante completo de cómo se integran las  actuales agendas arcoíris que incluyen el tema del medio ambiente, el aborto, la agente LGTB, el feminismo, el especismo, el animalismo, la eutanasia, el racismo, el multiculturalismo. Todas estas agendas, que son parte de la bandera arcoíris, que no es la bandera de LGTB, sino del progresismo globalista. Ahora quiero pasar a una parte más prescriptiva y desde esa perspectiva lo que estoy haciendo es investigar sobre la una potencial reconfiguración de ideologías políticas; es decir en estos momentos trabajo un tema que es el bioconservadurimos; una posición filosófica, política, antropológica que se opone a la manipulación y modificación del ser humano, bajo un falso ideal de progreso, en la cual sostengo que al momento de variar la relación de una tecnología al servicio del ser humano, a una de un humano al servicio de la tecnología, creo que transitamos a un camino peligroso.